Brenda:
Volteando un momento hacia atrás
Volteando un momento hacia atrás
Debo decir sinceramente, y aunque
se escuche un poco exagerado, que mis primeros dos años de preparatoria fueron
en verdad una tortura. Todo empezó porque mi mamá me inscribió a una escuela de
paga (siempre había estado en escuelas de gobierno), termine ahí por una larga
historia, pero para acortarla diré que no saqué ficha para una escuela que me
interesaba y por esa razón tuve que entrar ahí, a la preparatoria Xochicalco,
que es una escuela particular incorporada al sistema Cobach, con un ambiente
universitario y que ofrece un alto nivel académico.
Al principio no me pareció una
buena idea, pero al ver las instalaciones de la escuela pensé que no sería tan
malo, ya que eran nuevas, sólo había un edificio de preparatoria de dos pisos,
por dentro todas las paredes eran blancas, las puertas eran de madera y había
macetas con plantas en algunas esquinas para adornar; se veía que era un lugar
muy limpio y cómodo, incluso los baños se veían muy elegantes, impecables, con
papel de baño y jabón para las manos (cosa que no hay en una escuela de
gobierno). Pero las apariencias engañan.
Durante el tiempo que estuve en esa escuela me sentía incomoda, ya que
era un ambiente de alumnos totalmente diferente al que yo estaba acostumbrada
así que jamás logré sentirme parte del grupo en el que estaba.
Hasta que por fin me pude cambiar
de escuela al Cobach Mtro. Rubén Vizcaíno Valencia al grupo 501.
En mi primer día de clases me
sentía nerviosa ya que todos se conocían y yo soy muy tímida para hablar con
personas nuevas. Ese día llegué temprano, así que puede elegir en que mesabanco
me quería sentar, y elegí el tercero de la primera fila que está enfrente del
escritorio.
Como era nueva no me parecía
extraño no aparecer en la lista de asistencia, pero unas semanas después salió
la lista oficial en la cual no aparecí y tuve que ir a dirección con una
secretaria a arreglar ese problema.
Días
después esa misma secretaria fue al salón y cuando me vio me preguntó:
— ¿Cómo me
dijiste que te apellidas?
— Bracamontes
Coronado—respondí—
— Tú no
deberías estar en este salón, de hecho desde que entraste deberías estar en el
502. —agregó—
— Pero antes de
entrar aquí me dijeron que debía estar en este grupo ¿Quiere que llame a mi
casa para que alguien venga a arreglar ese asunto? —le pregunté—
— No, lo que
quiero es que te cambies ya al otro grupo. — respondió—
— Está bien. —
respondí—
Y ahí
finalizo la conversación.
Había
pasado un mes desde mi ingreso a esta escuela, y me pareció algo chistoso que
estuve todo ese tiempo en un salón que no debía, así que me cambié ese mismo
día al otro grupo, lo bueno es que ahí se encontraban unos amigos que ya
conocía de hace tiempo, Claudia y Martín, así que pensé que no sería tan
difícil adaptarme y no lo fue.
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